Educar hijas fuertes en una sociedad líquida – Meg Meeker
Educar a las hijas en el mundo actual es un reto que requiere de sabiduría, fortaleza y amor. La sociedad líquida, como la llama el sociólogo Zygmunt Bauman, es una sociedad inestable, cambiante e incierta, que ofrece modelos poco saludables y confusos a las jóvenes. ¿Cómo ayudarlas a crecer con seguridad, felicidad y bienestar? ¿Cómo transmitirles los valores cristianos que les darán sentido y esperanza? Estas son algunas de las preguntas que aborda el libro “Educar hijas fuertes en una sociedad líquida” de Meg Meeker, pediatra y madre de cuatro hijos.
Ficha técnica
- Autor: Meg Meeker
- Temática: Educación, familia, psicología
Comentario del libro “Educar hijas fuertes en una sociedad líquida”
Los once pasos para educar hijas fuertes
El libro se estructura en once capítulos, que corresponden a los once pasos que propone la autora para educar hijas fuertes. Cada paso se basa en la experiencia clínica y personal de Meg Meeker, así como en las enseñanzas de la Iglesia católica y de la Biblia. Los pasos son los siguientes:
- Conoce su corazón: se trata de dedicar tiempo y atención a las hijas, escucharlas, comprenderlas y amarlas incondicionalmente.
- Enséñale a amar a Dios: se trata de mostrarles el amor de Dios, que es el fundamento de su identidad y de su dignidad, y de ayudarlas a desarrollar una relación personal con Él.
- Enséñale a amarse a sí misma: se trata de fomentar su autoestima, su autocontrol y su autorespeto, y de protegerlas de los mensajes negativos que reciben de la cultura y de los medios de comunicación.
- Enséñale a amar a los demás: se trata de enseñarles a ser generosas, solidarias, compasivas y serviciales, y de evitar el egoísmo, la envidia y el rencor.
- Enséñale a amar la verdad: se trata de inculcarles el valor de la honestidad, la integridad y la coherencia, y de evitar la mentira, el engaño y la manipulación.
- Enséñale a amar la belleza: se trata de cultivar su sensibilidad artística, su creatividad y su aprecio por la naturaleza, y de evitar el materialismo, el consumismo y la superficialidad.
- Enséñale a amar la bondad: se trata de promover su virtud, su moralidad y su conciencia, y de evitar el pecado, el vicio y la culpa.
- Enséñale a amar la sabiduría: se trata de estimular su inteligencia, su curiosidad y su aprendizaje, y de evitar la ignorancia, la pereza y el conformismo.
- Enséñale a amar la libertad: se trata de respetar su autonomía, su responsabilidad y su capacidad de elección, y de evitar el autoritarismo, el paternalismo y el permisivismo.
- Enséñale a amar la vida: se trata de celebrar su existencia, su crecimiento y su desarrollo, y de evitar el aborto, el suicidio y la eutanasia.
- Enséñale a amar el futuro: se trata de animar su esperanza, su optimismo y su proyecto de vida, y de evitar el miedo, el pesimismo y el nihilismo.
El papel de los padres en la educación de las hijas
El libro está dirigido principalmente a los padres, especialmente a los padres de las hijas, a quienes la autora considera fundamentales para su formación y su felicidad. Meg Meeker afirma que las hijas necesitan el amor, la protección, la guía y el ejemplo de sus padres, que son sus primeros y principales educadores. Los padres tienen la misión de transmitirles la fe, los valores y las virtudes que les ayudarán a afrontar los desafíos de la sociedad líquida. La autora ofrece consejos prácticos y testimonios reales para ayudar a los padres a cumplir esta tarea, y les anima a confiar en Dios y en la gracia.
Conclusión
“Educar hijas fuertes en una sociedad líquida” es un libro que ofrece una visión cristiana y realista de la educación de las hijas en el mundo actual. La autora combina la ciencia y la fe, la teoría y la práctica, la experiencia y la reflexión, para ofrecer un método sencillo y eficaz para formar a las hijas en la fortaleza, la felicidad y el bienestar. El libro es una invitación a los padres a asumir su responsabilidad y su vocación educativa, y a contar con el apoyo de la Iglesia y de Dios. Se trata de un libro útil, interesante y esperanzador, que puede ayudar a muchas familias a mejorar su relación con sus hijas y a prepararlas para el futuro.