Extranjeros en tierra extraña – Charles J. Chaput

En un mundo cada vez más secularizado y hostil a la fe cristiana, ¿cómo podemos vivir como discípulos de Cristo sin renunciar a nuestra identidad y misión? Esta es la pregunta que se plantea el arzobispo Charles J. Chaput en su libro “Extranjeros en tierra extraña”, publicado por la editorial Palabra. Se trata de una obra profética y desafiante, que analiza la situación actual de la cultura occidental y ofrece una guía para los cristianos que quieren ser fieles al Evangelio en medio de una sociedad neopagana.

Ficha técnica

  • Autor: Charles J. Chaput, arzobispo emérito de Filadelfia y miembro de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos.
  • Temática: Religión, cultura, política, historia, sociología.

Comentario del libro “Extranjeros en tierra extraña”

Un diagnóstico de la crisis cultural

El libro comienza con un repaso histórico de los orígenes y el desarrollo de la cultura occidental, desde el Imperio romano hasta nuestros días. Chaput muestra cómo el cristianismo fue capaz de transformar una civilización pagana y decadente en una nueva síntesis de fe y razón, que dio lugar a los valores de la dignidad humana, la libertad, la democracia y los derechos humanos. Sin embargo, también señala cómo estos valores se han ido desvinculando de sus raíces cristianas y se han convertido en ideologías que niegan a Dios y al hombre. Así, Chaput describe el proceso de secularización, relativismo, individualismo, hedonismo y nihilismo que ha erosionado la fe y la moral cristianas, y que ha generado una cultura de la muerte, la violencia, el aborto, la eutanasia, el divorcio, la ideología de género y el laicismo.

Una propuesta de resistencia creativa

Ante este panorama desolador, Chaput no se resigna ni se lamenta, sino que propone una actitud de resistencia creativa, basada en el testimonio, la esperanza y la caridad. El autor se inspira en la figura de Abraham, el padre de la fe, que fue llamado por Dios a salir de su tierra y a peregrinar hacia la tierra prometida, confiando en las promesas divinas. Así, Chaput invita a los cristianos a vivir como extranjeros en tierra extraña, sin acomodarse ni asimilarse al mundo, sino siendo sal y luz para el mundo. Para ello, el autor ofrece una serie de consejos prácticos, como cultivar la vida interior, formarse en la doctrina católica, participar en la vida sacramental, fortalecer la familia, educar a los hijos en la fe, implicarse en la vida pública, defender la libertad religiosa, colaborar con otros cristianos y personas de buena voluntad, y sobre todo, amar a Dios y al prójimo con todo el corazón.

Una invitación a la alegría y al compromiso

El libro termina con una invitación a la alegría y al compromiso, recordando que los cristianos no estamos solos, sino que contamos con la ayuda de Dios, de la Iglesia y de los santos. Chaput cita a varios ejemplos de santos que vivieron en tiempos difíciles y que supieron ser fieles a Cristo y a su Iglesia, como san Agustín, san Francisco de Asís, santa Teresa de Ávila, san Juan Pablo II y santa Teresa de Calcuta. El autor también se refiere al papa Francisco y a su exhortación a la alegría del Evangelio, que nos anima a salir al encuentro de los demás con el anuncio de la Buena Nueva. Chaput concluye que los cristianos tenemos una gran oportunidad de renovar el mundo con el amor de Cristo, si somos capaces de vivir como extranjeros en tierra extraña, pero con el corazón puesto en la patria definitiva.

Conclusión

“Extranjeros en tierra extraña” es un libro valiente y lúcido, que no deja indiferente a nadie. Es una obra que combina el rigor histórico, el análisis cultural, la reflexión teológica y la orientación pastoral, con un estilo claro, directo y provocativo. Es un libro que interpela a los cristianos a tomar conciencia de la situación de la cultura occidental y a reaccionar con fe, esperanza y caridad. Es un libro que nos desafía a vivir como discípulos de Cristo en un mundo poscristiano, sin renunciar a nuestra identidad y misión. Es un libro que nos alienta a ser extranjeros en tierra extraña, pero con la certeza de que somos ciudadanos del cielo.

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