Historia del Sínodo de los Obispos (1997-2001) – M. Alcalá

El Sínodo de los Obispos es una institución permanente de la Iglesia católica, creada por el papa Pablo VI en 1965, para favorecer la comunión y la colaboración entre el Papa y los obispos de todo el mundo. Desde entonces, se han celebrado numerosas asambleas sinodales, tanto ordinarias como especiales, sobre diversos temas de interés eclesial y pastoral. El libro que vamos a comentar recoge la historia de las cinco asambleas que tuvieron lugar entre 1997 y 2001, correspondientes a los sínodos continentales de América, Asia, Oceanía y Europa, y a la asamblea ordinaria sobre el obispo, servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo.

Ficha técnica

  • Autor: Manuel Alcalá López-Barajas, sacerdote diocesano de Madrid, profesor emérito de Historia de la Iglesia en la Universidad Pontificia Comillas y miembro de la Comisión Teológica Internacional.
  • Temática: Historia eclesiástica contemporánea, con especial atención al Sínodo de los Obispos como expresión de la colegialidad episcopal y de la sinodalidad eclesial.

Comentario del libro “Historia del Sínodo de los Obispos (1997-2001)”

El libro es la continuación del publicado por el mismo autor en 1996, que abarcaba las asambleas sinodales desde 1965 hasta 1995. El autor ofrece una visión panorámica y crítica de cada una de las asambleas, basándose en una amplia documentación oficial y extraoficial. El libro se estructura en cinco capítulos, uno por cada asamblea, siguiendo un esquema común: contexto histórico y eclesial, preparación y convocatoria, desarrollo y participación, documento final y exhortación postsinodal. A continuación, destacamos algunos aspectos relevantes de cada capítulo.

Sínodo de América (1997)

El Sínodo de América fue el primero de los sínodos continentales convocados por Juan Pablo II con motivo del año jubilar del 2000. Su objetivo era reflexionar sobre la evangelización del continente americano en el umbral del tercer milenio. El Sínodo reunió a 233 sinodales procedentes de todos los países americanos, desde Canadá hasta Chile, pasando por Estados Unidos, México, Brasil, Argentina y otros. El Sínodo puso de relieve la riqueza y la diversidad cultural, religiosa y social del continente, así como los desafíos que plantean la pobreza, la violencia, la corrupción, el secularismo y las sectas. El Sínodo propuso una nueva evangelización basada en el encuentro personal con Cristo vivo, en la comunión eclesial y en la solidaridad con los pobres y los excluidos. El documento final del Sínodo se tituló “El encuentro con Jesucristo vivo: camino para convertir a América en casa y escuela de comunión”. La exhortación postsinodal Ecclesia in America fue proclamada por Juan Pablo II en 1999 en la Basílica de Guadalupe.

Asamblea especial del Sínodo de Asia (1998)

La Asamblea especial del Sínodo de Asia fue convocada por Juan Pablo II para analizar la situación y las perspectivas de la Iglesia católica en el continente asiático. El Sínodo contó con 181 sinodales procedentes de 32 países asiáticos. El Sínodo destacó la riqueza espiritual y cultural de Asia, cuna de las grandes religiones mundiales y hogar de más de dos tercios de la población humana. Al mismo tiempo, el Sínodo reconoció las dificultades que enfrenta la Iglesia católica en Asia, donde representa una minoría numérica y a menudo sufre persecución o discriminación. El Sínodo propuso un diálogo respetuoso y sincero con las otras religiones y culturas asiáticas, así como un testimonio profético y misionero del Evangelio. El documento final del Sínodo se tituló “Jesucristo el Salvador y su misión de amor y servicio en Asia: “… para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10)”. La exhortación postsinodal Ecclesia in Asia fue proclamada por Juan Pablo II en 1999 en Nueva Delhi.

Sínodo de Oceanía (1998)

El Sínodo de Oceanía fue convocado por Juan Pablo II para examinar la situación y las necesidades de la Iglesia católica en el continente oceánico, que comprende Australia, Nueva Zelanda, Papua Nueva Guinea y otras islas del Pacífico. El Sínodo reunió a 120 sinodales procedentes de 23 países oceánicos. El Sínodo resaltó la belleza y la fragilidad de la creación en Oceanía, así como la diversidad y la riqueza de sus pueblos, culturas y tradiciones. Al mismo tiempo, el Sínodo denunció los problemas que afectan al continente, como el colonialismo, el racismo, la violencia, la pobreza, el deterioro ecológico y la pérdida de identidad. El Sínodo propuso una evangelización inculturada y dialogante, que respete y valore las culturas locales y que promueva la justicia, la paz y la reconciliación. El documento final del Sínodo se tituló “Jesucristo y los pueblos de Oceanía: caminando juntos en el Espíritu”. La exhortación postsinodal Ecclesia in Oceania fue proclamada por Juan Pablo II en 2001 en Roma.

Asamblea especial del Sínodo de Europa (1999)

La Asamblea especial del Sínodo de Europa fue convocada por Juan Pablo II para reflexionar sobre la identidad y la misión de la Iglesia católica en el continente europeo. El Sínodo contó con 232 sinodales procedentes de 43 países europeos. El Sínodo subrayó la importancia histórica y actual de Europa como cuna del cristianismo y como protagonista de la cultura, la ciencia, el arte y la política mundial. Al mismo tiempo, el Sínodo advirtió de los riesgos que amenazan a Europa, como el relativismo, el individualismo, el materialismo, el nacionalismo y el secularismo. El Sínodo propuso una nueva evangelización que recupere las raíces cristianas de Europa y que ofrezca una esperanza fundada en Cristo resucitado. El documento final del Sínodo se tituló “Jesucristo vivo en su Iglesia: fuente de esperanza para Europa”. La exhortación postsinodal Ecclesia in Europa fue proclamada por Juan Pablo II en 2003 en Roma.

Asamblea ordinaria del Sínodo (2001)

La Asamblea ordinaria del Sínodo fue convocada por Juan Pablo II para tratar sobre el ministerio episcopal al servicio del Evangelio y de la esperanza. El Sínodo reunió a 247 sinodales procedentes de todo el mundo. El Sínodo profundizó en la identidad y la misión del obispo como sucesor de los apóstoles, pastor del pueblo de Dios, maestro de la fe, testigo del Evangelio y servidor de la comunión eclesial. Al mismo tiempo, el Sínodo abordó los desafíos que plantea al obispo el contexto actual, marcado por la globalización, el pluralismo, la secularización y la crisis moral. El Sínodo propuso una renovación espiritual y pastoral del obispo, basada en la oración, la escucha de la Palabra de Dios, el celo apostólico, la caridad fraterna y la comunión con el Papa y los demás obispos. El documento final del Sínodo se tituló “El obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo”. La exhortación postsinodal Pastores gregis fue proclamada por Juan Pablo II en 2003 en Roma.

Conclusión

El libro de Manuel Alcalá es una obra valiosa e interesante para conocer mejor la historia reciente del Sínodo de los Obispos y su contribución a la vida y a la misión de la Iglesia católica. El autor ofrece una visión panorámica y crítica de cada una de las asambleas sinodales celebradas entre 1997 y 2001, resaltando los aspectos más relevantes y significativos de cada una de ellas. El libro es una fuente de información y de reflexión para todos los que quieran profundizar en el conocimiento del Sínodo de los Obispos y de su papel en la Iglesia del tercer milenio.

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