Domingo – Presentación del Señor

tiempo ordinario en lectura católica

Lecturas de este domingo

Primera lectura:
Mal 3, 1-4
«Entrará en el santuario el Señor a quien ustedes buscan.»

Salmo responsorial:
Sal 23.
R. «El Señor, Dios del universo, él es el Rey de la gloria.»

Segunda lectura:
Heb 2, 14-18
«Se hizo semejante en todo a sus hermanos.»

Evangelio:
Lc 2, 22-40
«Mis ojos han visto a tu Salvador.»

Monición de entrada para adultos

Queridos hermanos: Hoy celebramos la Presentación del Señor, una fiesta que nos invita a contemplar a Cristo como luz para iluminar a todas las naciones. Es también la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, donde agradecemos a Dios por quienes entregan su vida al servicio del Reino. En las lecturas de este día, Dios nos recuerda que Él purifica a su pueblo y nos llama a ser luz y testimonio. Abramos el corazón para que su palabra renueve nuestra vida.

Monición de entrada para niños

¡Buenos días, niños! Hoy vamos a hablar de una luz muy especial: la luz de Jesús, que nos ilumina el camino y nos hace más buenos y felices. En el Evangelio veremos cómo Simeón y Ana reconocieron a Jesús como el Salvador. También damos gracias a Dios por las personas que se dedican a amarlo y servirlo de una manera especial, como los sacerdotes, monjas y religiosos. ¡Abramos nuestros corazones a Jesús!

Homilía

El Evangelio de hoy nos lleva al Templo de Jerusalén, donde María y José presentan al niño Jesús, cumpliendo la Ley de Moisés. Pero este acto sencillo y humilde se convierte en una revelación grandiosa: Simeón y Ana reconocen al Niño como la Luz que viene a iluminar a las naciones.

En la primera lectura, el profeta Malaquías nos habla de un mensajero que purificará al pueblo, un anuncio claro de que Dios está preparando un encuentro especial con la humanidad. Este encuentro se cumple en Jesús, quien, como dice la carta a los Hebreos, «se hizo semejante en todo a sus hermanos».

Hoy, contemplamos a Jesús, presentado como el Salvador de todos, una luz para quienes están en tinieblas. Pensemos en Simeón, quien había esperado toda su vida para este momento. Cuando toma al Niño en sus brazos, dice con alegría: «Mis ojos han visto a tu Salvador». ¿Podemos nosotros, en nuestra vida cotidiana, reconocer la presencia de Jesús y dar gracias como Simeón?

San Juan Pablo II nos recordó que «la vida consagrada está llamada a ser testimonio vivo de esta Luz», iluminando los rincones más oscuros del mundo con la fuerza del Evangelio. La Jornada Mundial de la Vida Consagrada nos invita a valorar a quienes han entregado todo por Cristo. Pero también nos desafía a nosotros, laicos, a ser luz en nuestras familias, trabajos y comunidades.

San Francisco de Asís decía: «Todo el mundo es nuestra casa, y todos son nuestros hermanos.» Esta visión refleja cómo podemos llevar la luz de Cristo a cada rincón. María y José, con humildad y obediencia, nos muestran que la verdadera grandeza radica en confiar en los planes de Dios, incluso cuando no los comprendemos del todo.

Hoy, Cristo sigue siendo presentado en los «templos» de nuestra vida: en la familia, en los sacramentos, en los pobres. El Papa Francisco nos dice: «La fe no es una luz que disipa todas las tinieblas, sino una lámpara que guía en la noche.»

Entonces, ¿qué debemos hacer? Primero, pedir a Dios que nos purifique, como dice Malaquías. Segundo, buscar en Jesús el consuelo y la fortaleza, sabiendo que Él comparte nuestras luchas, como explica la carta a los Hebreos. Y tercero, comprometernos a ser luz, siguiendo el ejemplo de Simeón y Ana, que supieron ver a Jesús en lo pequeño y cotidiano.

Que la presentación del Señor nos recuerde que todos estamos llamados a ser portadores de su Luz.

Siete peticiones

  1. «Mis ojos han visto a tu Salvador»: por la Iglesia, para que siempre sea luz para las naciones.
  2. «El Señor entrará en su Templo»: por el Papa y los obispos, para que guíen al pueblo de Dios con sabiduría.
  3. «Él es el Rey de la gloria»: por las naciones, para que busquen la paz y la justicia.
  4. «Se hizo semejante a sus hermanos»: por las familias y quienes trabajan, para que encuentren en Cristo su fortaleza.
  5. «El Señor purificará a su pueblo»: por los enfermos, para que encuentren consuelo en el Señor.
  6. «Mis ojos han visto»: por los consagrados, para que sigan siendo testigos fieles de Cristo.
  7. «El Señor es la Luz»: por los difuntos, para que contemplen la gloria de Dios.

Mensaje de fe

Jesús es la Luz que ilumina nuestro camino y el Salvador que todos necesitamos.

Mensaje de esperanza

En la humildad y el silencio, Dios cumple sus promesas. ¡No tengamos miedo de esperar en Él!

Mensaje de caridad

Como María y José, ofrezcamos a Dios lo mejor de nosotros mismos. Seamos luz para quienes nos rodean, especialmente los más necesitados.

Características

  • Duración aproximada: 8 minutos.
  • Sujetos: Adultos y niños.
  • Frase conclusiva: Jesús, la Luz del mundo, nos llama a ser portadores de su Luz. ¡Vivamos con alegría y esperanza!

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