Remigio Gandásegui – E. Berzal

La historia de la Iglesia en España durante el siglo XX es una historia de luces y sombras, de crisis y esperanza, de persecución y testimonio. Entre las figuras que vivieron y sufrieron esos tiempos convulsos, destaca la del arzobispo Remigio Gandásegui y Gorrochátegui (1871-1937), que gobernó las diócesis de Ciudad Real, Segovia y Valladolid, y que fue testigo y protagonista de los cambios políticos, sociales y religiosos que marcaron la época.

Ficha técnica

  • Autor: Enrique Berzal de la Rosa, licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad de Valladolid y autor de numerosos artículos sobre la Iglesia durante la Segunda República, la Guerra Civil y el Franquismo.
  • Temática: Biografía histórica y eclesiástica de Remigio Gandásegui, un obispo para una España en crisis.

Comentario del libro “Remigio Gandásegui, E. Berzal”

El libro se divide en dos partes: una primera dedicada al pensamiento cultural, religioso, social y político del arzobispo Gandásegui, y una segunda centrada en su actuación pastoral y su relación con las instituciones eclesiásticas y civiles.

El pensamiento de Gandásegui

En esta parte, el autor nos presenta a Gandásegui como un hombre de profunda fe y cultura, formado en el seminario de Vitoria y en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde se doctoró en Teología. Su pensamiento se caracterizó por una defensa de la ortodoxia católica frente al modernismo, el liberalismo y el socialismo, así como por una apertura al diálogo con la ciencia, la filosofía y el arte. Fue un admirador de León XIII y Pío X, y un seguidor fiel del magisterio de Pío XI. Su visión de la sociedad se basaba en los principios de la doctrina social de la Iglesia, que aplicó a la realidad española con sentido práctico y espíritu reformista. Su actitud política fue siempre leal a la monarquía de Alfonso XIII, aunque no exenta de críticas constructivas. Ante la llegada de la Segunda República, se mostró prudente y colaborador, sin renunciar a sus convicciones ni a sus derechos. Durante la Guerra Civil, sufrió el exilio y el martirio de muchos de sus sacerdotes y fieles, pero mantuvo una postura conciliadora y pacificadora.

La actuación pastoral de Gandásegui

En esta parte, el autor nos narra la trayectoria pastoral de Gandásegui al frente de las tres diócesis que regentó. En Ciudad Real (1905-1915), se dedicó a organizar el cabildo catedralicio, a promover las vocaciones sacerdotales y religiosas, a impulsar las obras sociales y educativas, a fomentar las asociaciones católicas y a defender los derechos de la Iglesia frente al Estado. En Segovia (1915-1920), se esforzó por restaurar el patrimonio artístico e histórico de la diócesis, por mejorar la formación del clero y del pueblo cristiano, por apoyar las iniciativas culturales y caritativas, por estimular la devoción mariana y eucarística y por mantener una buena relación con las autoridades civiles y militares. En Valladolid (1920-1937), se enfrentó a los mayores retos y dificultades de su ministerio episcopal. Tuvo que hacer frente a la crisis religiosa y social provocada por el anticlericalismo republicano, que se tradujo en ataques a las personas e instituciones eclesiásticas, en restricciones a la libertad religiosa y en una sangrienta persecución durante la guerra. A pesar de todo, no cesó en su labor evangelizadora y asistencial, en su defensa de los derechos humanos y cristianos, en su búsqueda del bien común y en su llamamiento a la reconciliación.

Conclusión

El libro de Enrique Berzal de la Rosa es una obra rigurosa e interesante, que nos acerca a la figura de Remigio Gandásegui, un obispo para una España en crisis. Se trata de una biografía que no pretende canonizar ni demonizar a su protagonista, sino comprenderlo y valorarlo en su contexto histórico y eclesial. El autor nos ofrece una visión equilibrada y documentada de Gandásegui, que resalta sus virtudes y sus defectos, sus aciertos y sus errores, sus luces y sus sombras. El resultado es un retrato humano y creíble de un pastor que supo ser fiel a su vocación y a su misión, que vivió con coherencia y generosidad su fe y su amor a la Iglesia, y que dejó una huella imborrable en las diócesis que gobernó.

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