IV Tiempo Cuaresmal Ciclo «C»

Domingo Laetare
Lecturas de este domingo
- Primera lectura: Josué 5, 9a. 10-12 – El pueblo de Dios, tras entrar en la tierra prometida,
- celebra la Pascua.
- Salmo responsorial: Salmo 33 – Gustad y ved qué bueno es el Señor.
- Segunda lectura: 2 Corintios 5, 17-21 – Dios nos reconcilió consigo por medio de Cristo.
- Evangelio: Lucas 15, 1-3. 11-32 – Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido
Monición de entrada para la misa con adultos
Hermanos, hoy celebramos el domingo «Laetare», un respiro de gozo en el camino cuaresmal. En medio de la penitencia, la Iglesia nos invita a alegrarnos porque la Pascua se acerca. Las lecturas de hoy nos revelan un Dios que nos ofrece una nueva creación en Cristo, un Padre que espera nuestro retorno con los brazos abiertos. Que esta Eucaristía avive en nosotros la certeza de su misericordia y nos impulse a volver a Él con corazón sincero.
Monición de entrada para la misa con niños
Niños, hoy es un domingo especial: el domingo de la alegría. La Cuaresma no es solo un tiempo de sacrificios, sino también de esperanza. Hoy vamos a escuchar una historia muy hermosa que nos habla de un padre que ama mucho a sus hijos. Dios nos quiere así: siempre cerca de Él. Abramos nuestros corazones a su amor.
HOMILÍA «Dios nos espera con un banquete de misericordia»
El evangelio de hoy nos presenta una de las páginas más conmovedoras de la Sagrada Escritura: la parábola del hijo pródigo. Es una historia que no solo nos habla de un hijo rebelde y un hermano resentido, sino, sobre todo, de un Padre que nunca deja de amar. ¡Qué gran consuelo! Dios es un Padre que espera, que no guarda rencor, que prepara un banquete para su hijo perdido.
El Antiguo Testamento nos muestra un anticipo de esta alegría en la primera lectura. El pueblo de Israel, después de haber peregrinado en el desierto, entra en la Tierra Prometida. Y allí, en la víspera de la Pascua, dejan de alimentarse del maná y comen del fruto de la tierra. La promesa se ha cumplido. Dios les ha dado un hogar, un lugar donde celebrar la vida. Este pasaje es una imagen de lo que sucede en la parábola: el hijo pródigo deja la hambruna y vuelve al banquete de su padre.
San Ambrosio comenta que «el hijo menor representa a toda la humanidad que se aleja de Dios por el pecado, pero que encuentra en la penitencia el camino de regreso». En efecto, en la segunda lectura, San Pablo nos dice que «Dios nos ha reconciliado consigo por Cristo». No somos los mismos de antes, en Cristo somos una nueva creación. Y la reconciliación no es solo un concepto: es un abrazo, un festín, un regreso al amor primero.
Pero, ¿qué pasa con el hijo mayor? A menudo nos olvidamos de él. Representa a aquellos que cumplen con su deber, pero sin alegría. Su corazón está endurecido, incapaz de comprender la gratuidad del amor del padre. «Tanto tiempo hace que estoy contigo y no me has dado ni un cabrito para alegrarme», le dice. En cierto modo, está perdido también, aunque sigue en casa.
La alegría del Padre es nuestra alegría. Pero para experimentarla, necesitamos reconocer nuestra necesidad de volver. «Gustad y ved qué bueno es el Señor», nos dice el salmo. Solo el que regresa con humildad experimenta el gozo del perdón. San Juan Pablo II escribió: «En el misterio del pecado, el hombre se aleja de Dios; en el misterio de la redención, Dios corre al encuentro del hombre» (Dives in misericordia, 6). Que este domingo sea para nosotros un recordatorio: no importa lo lejos que hayamos ido, Dios nos espera con un banquete de misericordia.
Oración de los fieles
- «Si alguno está en Cristo, es una nueva creación» (2 Cor 5, 17). Para que la Iglesia sea siempre testimonio de la reconciliación y del perdón. Roguemos al Señor.
- «Te ruego en nombre de Cristo: reconciliaos con Dios» (2 Cor 5, 20). Por el Papa y los pastores de la Iglesia, para que guíen a los fieles al abrazo del Padre. Roguemos al Señor.
- «Este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida» (Lc 15, 32). Por las naciones en guerra, para que el perdón venza al odio. Roguemos al Señor.
- «Gustad y ved qué bueno es el Señor» (Sal 33). Por las familias, para que sean escuela de amor y reconciliación. Roguemos al Señor.
- «Venid a mí los que estáis cansados y agobiados». Por los enfermos y quienes los cuidan, para que experimenten el consuelo de Dios. Roguemos al Señor.
- «En la casa de mi Padre hay muchas moradas». Por los difuntos, para que participen del banquete eterno. Roguemos al Señor.
Mensaje de fe
El Dios en quien creemos no es un juez implacable, sino un Padre que corre al encuentro de su hijo. En Cristo, somos hechos nuevos, llamados a la alegría del perdón.
Mensaje de esperanza
Ninguna caída es definitiva si volvemos a Dios. Aún el más pecador puede ser restaurado por la misericordia divina.
Mensaje de caridad
El mismo amor que hemos recibido de Dios, debemos ofrecerlo a los demás. Ser cristiano es aprender a amar como Él ama, perdonar como Él perdona.
Características
- Duración aproximada: 10-12 minutos.
- Destinatarios: Fieles adultos y familias.
- Frase concluyente: «Volvamos al Padre, porque Él nunca dejó de esperarnos.»