La poesía de Dios – José Benito Cabaniña Magide

La poesía es una forma de expresar los sentimientos más profundos del alma, y también una manera de acercarse a la realidad que nos rodea. Pero ¿qué pasa cuando la poesía se dirige a Dios, el creador y el sentido de todo lo que existe? ¿Qué palabras puede usar el hombre para hablar con su Padre celestial, que le ama y le espera? ¿Qué versos puede entonar el creyente para alabar, agradecer, pedir o lamentarse ante el Señor de la historia y de la salvación?

Estas son algunas de las preguntas que se plantea el autor de este libro, José Benito Cabaniña Magide, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei, que nos ofrece un comentario detallado de veintiún salmos, seleccionados entre los 150 que componen el libro bíblico de los Salmos. Estos poemas, inspirados por Dios, fueron la oración de los judíos y de los primeros cristianos, y también la de Jesucristo, que los empleó para comunicarse con su Padre. Los salmos son, por tanto, la poesía de Dios, que nos enseña a rezar y a vivir como hijos suyos.

Ficha técnica

  • Autor: José Benito Cabaniña Magide
  • Temática: Espiritualidad, oración, salmos

Comentario del libro “La poesía de Dios”

El libro se divide en tres partes, según el contenido de los salmos comentados: la primera se titula “Salmos mesiánicos”, y abarca los salmos que anuncian y prefiguran la persona y la misión de Jesucristo, el Mesías prometido; la segunda se llama “Salmos de alabanza y acción de gracias”, y recoge los salmos que expresan la admiración y el reconocimiento por las obras de Dios en la creación y en la historia de la salvación; la tercera se denomina “Salmos de súplica y confianza”, y contiene los salmos que reflejan la actitud del creyente que se dirige a Dios en sus necesidades, angustias y esperanzas.

Salmos mesiánicos

En esta parte, el autor comenta los salmos 2, 16, 22, 40, 45, 69, 72, 110 y 118, que tienen una clara referencia a Cristo, ya sea en su persona, en su realeza, en su pasión, en su resurrección o en su segunda venida. El autor explica el sentido original de estos salmos en el contexto del Antiguo Testamento, y luego muestra cómo se cumplen y se iluminan en el Nuevo Testamento, especialmente en los evangelios y en las cartas de los apóstoles. Así, por ejemplo, el salmo 2, que habla del rey ungido por Dios que triunfa sobre sus enemigos, se aplica a Jesús, que es el Hijo de Dios y el Rey de reyes, que vence al pecado y a la muerte. El salmo 22, que expresa el sufrimiento y la confianza del justo perseguido, se cumple en la pasión y la muerte de Jesús en la cruz, que pronuncia sus primeras palabras. El salmo 110, que anuncia el sacerdocio y la realeza del Mesías, se refiere a Jesús, que es el sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, y que se sienta a la derecha de Dios Padre.

Salmos de alabanza y acción de gracias

En esta parte, el autor comenta los salmos 8, 19, 23, 33, 65, 103, 104 y 139, que expresan la alabanza y la acción de gracias a Dios por sus maravillas en la creación y en la historia de la salvación. El autor destaca la belleza y la profundidad de estos salmos, que nos invitan a contemplar la obra de Dios en el cielo y en la tierra, y a reconocer su amor y su fidelidad hacia su pueblo. Así, por ejemplo, el salmo 8, que celebra la grandeza de Dios y la dignidad del hombre, nos hace admirar la sabiduría y la bondad de Dios, que ha creado al hombre a su imagen y semejanza, y le ha dado el dominio sobre las obras de sus manos. El salmo 23, que describe la confianza del pastor que guía a su rebaño, nos hace sentir la ternura y la protección de Dios, que es nuestro pastor, que nos conduce por verdes prados y fuentes tranquilas, que nos prepara una mesa ante nuestros enemigos, y que nos hace habitar en su casa para siempre. El salmo 103, que proclama la misericordia de Dios que perdona y sana, nos hace agradecer la bondad y la compasión de Dios, que no nos trata según nuestros pecados, sino que los aleja de nosotros como el oriente del ocaso, y que renueva nuestra juventud como el águila.

Salmos de súplica y confianza

En esta parte, el autor comenta los salmos 4, 13, 25, 27, 31, 42, 51 y 130, que expresan la súplica y la confianza del creyente que se dirige a Dios en sus necesidades, angustias y esperanzas. El autor resalta la sinceridad y la fe de estos salmos, que nos enseñan a acudir a Dios en todo momento, sin ocultarle nada, y a esperar en su ayuda y su salvación. Así, por ejemplo, el salmo 4, que pide a Dios que escuche su oración y le conceda la paz, nos hace confiar en Dios, que nos escucha cuando lo invocamos, y que nos da la alegría y el descanso que el mundo no puede dar. El salmo 13, que se queja de la demora de Dios y le pide que le ilumine y le salve, nos hace perseverar en la oración, aunque no veamos los frutos, y a alabar a Dios por su misericordia. El salmo 51, que reconoce el pecado y pide el perdón y la purificación, nos hace arrepentirnos de nuestras faltas, y a pedir a Dios que nos cree un corazón limpio y que no nos arrebate su espíritu santo.

Conclusión

El libro “La poesía de Dios” de José Benito Cabaniña Magide es una obra que nos ayuda a profundizar en el sentido y la riqueza de los salmos, que son la oración de la Iglesia y de cada cristiano. El autor nos ofrece un comentario claro y profundo, basado en la exégesis bíblica y en la tradición de la Iglesia, que nos muestra cómo los salmos nos revelan el misterio de Dios y de Cristo, y cómo nos enseñan a rezar y a vivir como hijos de Dios. El libro es una invitación a descubrir la belleza y la fuerza de la poesía de Dios, que nos habla al corazón y nos transforma por su gracia.

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