Símbolos del pensador – Manuel García Morente
¿Qué imagen representa mejor el acto de pensar, el filosofar mismo? Esta es la pregunta que se plantea Manuel García Morente en su ensayo “Símbolos del pensador”, publicado en 1931 y reeditado recientemente por Ediciones Encuentro en su colección Opuscula philosophica. El autor, uno de los más importantes filósofos españoles del siglo XX, nos ofrece una reflexión profunda y original sobre la esencia de la filosofía y su relación con el arte y la religión.
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Ficha técnica
- Autor: Manuel García Morente
- Temática: Filosofía, estética, religión
Comentario del libro “Símbolos del pensador”
El rechazo de Rodin
García Morente comienza su ensayo descartando la famosa escultura de Rodin, El pensador, como símbolo adecuado del filosofar. Según el autor, la obra de Rodin expresa una actitud de inteligencia, pero no de pensamiento. La inteligencia es la facultad de comprender y resolver problemas, pero el pensamiento es algo más: es la búsqueda de la verdad, el sentido y el valor de la realidad. La inteligencia se aplica a lo dado, pero el pensamiento se abre a lo posible. La inteligencia es una función, pero el pensamiento es una vocación.
El pensador de Miguel Ángel
Tras rechazar a Rodin, García Morente se detiene en otra obra maestra de la escultura: Il penseroso de Miguel Ángel, que forma parte de la tumba de Lorenzo de Médici en Florencia. El autor reconoce que esta obra se acerca más al ideal de pensador que busca, pues expresa una actitud de contemplación y admiración ante el misterio de la realidad. Sin embargo, también encuentra en ella un defecto: la falta de comunicación. El pensador de Miguel Ángel está aislado, absorto en sí mismo, sin relación con los demás. Pero el pensamiento, según García Morente, no es solo contemplación, sino también expresión y diálogo. El pensador debe compartir su visión con los otros, debe transmitir su luz y su amor.
El San Ildefonso de El Greco
Finalmente, García Morente encuentra el símbolo que buscaba en el cuadro de El Greco, San Ildefonso, que se conserva en el Museo del Prado. En esta obra, el autor ve reflejada la esencia del pensamiento como un acto de fe, de esperanza y de caridad. El pensador, representado por el santo, recibe la inspiración divina, representada por la Virgen, que le entrega un libro. El pensador, a su vez, ofrece su obra a la Iglesia, representada por el cardenal y el obispo que le acompañan. Así, el pensamiento se muestra como un don, una gracia, una respuesta y una entrega. El pensador es un creyente, un esperanzado y un amante.
Conclusión
En conclusión, el ensayo de Manuel García Morente es una obra breve pero intensa, que nos invita a reflexionar sobre el sentido y el valor del pensamiento. El autor nos muestra que el pensamiento no es solo una actividad intelectual, sino una actitud vital, que implica una apertura a la realidad, una búsqueda de la verdad y una comunicación con los demás. El pensamiento es una forma de arte, de religión y de amor. El pensamiento es una forma de vida.