Sobre el fracaso de todo ensayo filosófico en la Teodicea – Immanuel Kant
En este comentario se presenta y analiza el libro “Sobre el fracaso de todo ensayo filosófico en la Teodicea” de Immanuel Kant, publicado por Ediciones Encuentro. Se trata de un ensayo breve pero profundo, en el que el filósofo alemán aborda el problema de la justificación de la sabiduría divina frente al mal en el mundo. El libro pertenece al periodo de madurez de Kant, después de haber publicado sus tres críticas, y muestra su original aportación a la teodicea, es decir, a la rama de la filosofía que se ocupa de demostrar racionalmente la existencia y los atributos de Dios. El comentario se realiza desde una perspectiva creyente, bajo la guía del magisterio de la iglesia católica, que reconoce en Kant a un pensador ilustrado que, sin embargo, no renuncia a la fe ni a la esperanza.
Ficha técnica
- Autor: Immanuel Kant
- Temática: Filosofía, Teodicea, Religión
Comentario del libro “Sobre el fracaso de todo ensayo filosófico en la Teodicea”
Contexto histórico y biográfico
Immanuel Kant (1724-1804) fue uno de los filósofos más influyentes de la historia, considerado el fundador del criticismo y el precursor del idealismo alemán. Nacido en Königsberg, Prusia, recibió una educación pietista y estudió filosofía y ciencias en la universidad de su ciudad. Fue profesor de lógica y metafísica durante más de cuarenta años, y se dedicó a la investigación y la escritura de numerosas obras, entre las que destacan las tres críticas: la Crítica de la razón pura (1781), la Crítica de la razón práctica (1788) y la Crítica del juicio (1790). En ellas, Kant intentó establecer los límites y las condiciones de la razón humana, así como los fundamentos de la moral, la estética y la religión. Su pensamiento se caracteriza por la búsqueda de una síntesis entre el racionalismo y el empirismo, entre la fe y la razón, entre la libertad y la ley.
El libro “Sobre el fracaso de todo ensayo filosófico en la Teodicea” fue publicado en 1791, un año después de la Crítica del juicio, y forma parte de los llamados opúsculos filosóficos de Kant, que son textos breves pero densos, en los que aborda temas específicos de su filosofía. El contexto histórico en el que se sitúa el libro es el de la Ilustración, el movimiento cultural y filosófico que se desarrolló en Europa en el siglo XVIII, y que se caracterizó por el uso de la razón como criterio de verdad, la defensa de los derechos humanos, la crítica de la religión tradicional y la promoción del progreso científico y social. Kant fue uno de los representantes más destacados de la Ilustración alemana, y acuñó el lema “Sapere aude”, que significa “atrévete a saber” o “ten el valor de usar tu propia razón”.
Contenido y argumento
El libro se divide en dos partes: la primera, titulada “Sobre el fracaso de todo ensayo filosófico en la Teodicea”, expone la tesis principal de Kant, que consiste en afirmar que la razón teórica no puede justificar la sabiduría de Dios frente al mal; la segunda, titulada “Sobre el único uso posible de la idea de una Teodicea”, propone una solución alternativa, basada en la razón práctica y en la fe moral. Kant define la teodicea como “la defensa de la sabiduría suprema del creador del mundo frente a la acusación que se le hace de ser la causa del mal” (p. 13). El problema de la teodicea surge al intentar conciliar la existencia de un Dios bueno, sabio y todopoderoso con la presencia del mal en el mundo, que se manifiesta de tres formas: el mal físico (el dolor y el sufrimiento), el mal moral (el pecado y la culpa) y el mal metafísico (la finitud y la contingencia de las criaturas). Kant distingue dos tipos de teodicea: la doctrinal y la auténtica. La teodicea doctrinal es la que pretende demostrar la sabiduría de Dios mediante argumentos teóricos, basados en la razón especulativa o en la revelación. La teodicea auténtica es la que se basa en la razón práctica, es decir, en la facultad de obrar según principios morales, y en la fe racional, que es la confianza en que Dios actúa conforme a la justicia.
Kant sostiene que la teodicea doctrinal fracasa en su intento de justificar a Dios, porque se enfrenta a una serie de contradicciones y paradojas que la razón teórica no puede resolver. Por ejemplo, si Dios es bueno, ¿por qué permite el mal? Si Dios es sabio, ¿por qué no creó un mundo mejor? Si Dios es todopoderoso, ¿por qué no elimina el mal? Kant afirma que estas preguntas no tienen respuesta, porque la razón teórica no puede trascender los límites de la experiencia, y por tanto no puede conocer la esencia de Dios ni el origen del mal. Además, la teodicea doctrinal se basa en conceptos que son inadecuados para hablar de Dios, como la causalidad, la necesidad, la perfección, etc. Estos conceptos son aplicables solo al ámbito de los fenómenos, es decir, de las cosas que aparecen a nuestros sentidos, pero no al ámbito de los noúmenos, es decir, de las cosas en sí mismas, que son incognoscibles para nosotros. Por tanto, la teodicea doctrinal no puede demostrar ni refutar la existencia de Dios, ni su bondad, ni su sabiduría, ni su omnipotencia.
Kant propone, en cambio, una teodicea auténtica, que no pretende ampliar el conocimiento teórico de Dios, sino orientar la conducta práctica del hombre. La teodicea auténtica se basa en la razón práctica, que es la facultad de obrar según principios morales, y que tiene como ley suprema el imperativo categórico, que dice: “obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre al mismo tiempo como principio de una legislación universal” (p. 57). La razón práctica nos impone el deber de actuar según la moralidad, y al mismo tiempo nos da la esperanza de que nuestra acción tenga un sentido y una recompensa. Para ello, la razón práctica postula la existencia de tres ideas: la libertad, la inmortalidad y Dios. La libertad es la condición de posibilidad de la moralidad, pues sin ella no podríamos elegir entre el bien y el mal. La inmortalidad es la condición de posibilidad de la felicidad, pues sin ella no podríamos alcanzar la perfección moral que nos hace dignos de ser felices. Dios es la condición de posibilidad de la armonía entre la moralidad y la felicidad, pues sin él no habría una garantía de que el orden moral y el orden natural coincidan. Estas tres ideas no son objetos de conocimiento, sino de fe, entendida como una confianza racional y moral en que Dios actúa conforme a la justicia.
Kant ilustra su teodicea auténtica con el ejemplo del libro de Job, que considera una alegoría de la situación del hombre frente al problema del mal. Job es un hombre justo que sufre todo tipo de males, y que se queja ante Dios de su aparente injusticia. Sus amigos le aconsejan que reconozca su culpa y se arrepienta, pero Job se niega, pues sabe que no ha hecho nada malo. Dios le responde a Job desde la tormenta, mostrándole la grandeza y la complejidad de la creación, y le hace ver que su razón es limitada y que no puede comprender los designios divinos. Job se humilla ante Dios, reconoce su ignorancia y se somete a su voluntad. Dios le restituye sus bienes y le bendice por su fidelidad. Kant interpreta este relato como una enseñanza de que el hombre no debe pretender juzgar a Dios desde la razón teórica, sino confiar en él desde la razón práctica y la fe moral. El hombre no puede saber por qué Dios permite el mal, pero puede creer que Dios lo usa para un fin bueno, que es el perfeccionamiento moral de sus criaturas. El hombre no puede exigir a Dios una explicación de su obra, pero puede esperar que Dios le recompense por su obediencia. El hombre no puede comprender la sabiduría de Dios, pero puede admirar su grandeza y su bondad.
Conclusión
El libro “Sobre el fracaso de todo ensayo filosófico en la Teodicea” de Immanuel Kant es una obra breve pero profunda, que aborda el problema de la justificación de la sabiduría divina frente al mal en el mundo. Kant critica la teodicea doctrinal, que pretende demostrar la existencia y los atributos de Dios mediante argumentos teóricos, y propone una teodicea auténtica, que se basa en la razón práctica y en la fe moral. Kant muestra su original aportación a la teodicea, que consiste en afirmar que la razón teórica no puede justificar a Dios, pero que la razón práctica puede confiar en él. El libro es una muestra del pensamiento ilustrado de Kant, que busca una síntesis entre la fe y la razón, entre la libertad y la ley, entre la moralidad y la felicidad. El libro es también una invitación a reflexionar sobre el sentido del mal y el papel de Dios en la historia humana, desde una perspectiva creyente, bajo la guía del magisterio de la iglesia católica.