XV Tiempo Ordinario Ciclo “B”

tiempo ordinario en lectura católica

Lecturas de este domingo

  • Primera lectura: Amós 7, 12-15. «Ve, profetiza a mi pueblo.»
  • Salmo: Salmo 84. R. «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.»
  • Segunda lectura: Efesios 1, 3-14. «Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo.»
  • Evangelio: Marcos 6, 7-13. «Los fue enviando.»

Monición inicial misa pro populo

Hermanos y hermanas en Cristo, en este domingo el Señor nos invita a reflexionar sobre nuestra misión como cristianos en el mundo. Hoy escucharemos cómo Dios envía a sus profetas y apóstoles, y cómo nosotros, como Iglesia, somos llamados a ser sus testigos. Que esta celebración nos fortalezca en nuestra fe y nos anime a ser verdaderos mensajeros de su amor y salvación. Dispongamos nuestros corazones para recibir su palabra y su gracia.

Monición inicial misa con niños

Queridos niños, hoy vamos a aprender cómo Jesús envió a sus amigos, los apóstoles, a llevar su mensaje de amor y esperanza a todas partes. Vamos a escuchar cómo ellos fueron valientes y confiaron en Dios para hacer cosas maravillosas. Pidamos a Jesús que nos ayude a ser como ellos, llevando su amor a todos los que nos rodean. Abramos nuestros oídos y corazones para escuchar lo que Jesús quiere decirnos hoy.

Homilía

Queridos hermanos en Cristo,

Hoy quiero compartir una reflexión sobre la misión que Dios nos ha encomendado a cada uno de nosotros. Para ello, utilizaremos un relato que nos ayudará a entender mejor nuestro papel como testigos del Evangelio en el mundo actual.

El Relato del Pueblo de los Testigos

Había una vez, en un valle lejano, un pequeño pueblo llamado Testigos. Este pueblo no era famoso por su riqueza ni por sus imponentes construcciones, sino por sus habitantes, que vivían con una profunda convicción y dedicación a una misión especial. Cada uno de ellos, desde el más joven hasta el más anciano, sabía que tenía una tarea particular en la gran obra de llevar un mensaje de esperanza y salvación a todos los rincones del mundo.

Un día, un humilde campesino llamado Amós fue llamado por Dios para ser su profeta. Amós no era un sacerdote ni un hombre de gran estatura social. Era un hombre sencillo, pero su corazón ardía con el fuego de la misión divina. Dios le dijo: «Ve y profetiza a mi pueblo». Y así lo hizo, con valentía y fidelidad, aun cuando enfrentó la oposición y la incomprensión de muchos.

La Misión de los Apóstoles y Nuestra Misión

En el Nuevo Testamento, vemos cómo Jesús envió a sus apóstoles de dos en dos, equipados solo con lo esencial: un bastón, sandalias y la autoridad sobre los espíritus impuros. Jesús les dio instrucciones claras: llevar el mensaje del Reino de Dios con palabras y obras, curando enfermos y expulsando demonios. Este envío no se trataba de un ejercicio de poder o de prestigio, sino de una misión humilde y desinteresada.

Así como Amós y los apóstoles, nosotros también hemos sido llamados a ser testigos de Cristo en el mundo de hoy. No todos estamos llamados a escribir encíclicas o a liderar diócesis, pero todos, desde nuestros distintos roles como padres, maestros, médicos, estudiantes, y trabajadores, somos enviados a dar testimonio de la Palabra de Dios.

Vivir la Pobreza Evangélica

El evangelio de hoy nos enseña sobre la pobreza evangélica, que no se refiere únicamente a la carencia de bienes materiales, sino a un espíritu de desinterés económico y de total dedicación a la misión de Cristo. Este espíritu nos invita a no depender de los medios materiales, sino a confiar en la fuerza de la Palabra de Dios.

Como comunidad cristiana, estamos llamados a vivir una vida de servicio y entrega. Por ejemplo, aquellos que trabajan en el ámbito de la salud pueden dar un testimonio poderoso de Cristo a través de su atención a los enfermos. A veces, cuidar de un enfermo durante una noche o dedicar tiempo a ayudar a personas con discapacidades puede ser un testimonio más elocuente que muchos sermones o libros.

Ser Misioneros en Nuestro Mundo

San Pablo, en su carta a los Efesios, nos recuerda que Dios nos ha elegido desde antes de la creación del mundo para ser sus hijos y para alabar su gloria. Esta elección divina nos llama a ser santos y a asumir con responsabilidad nuestro papel de apóstoles en la vida cotidiana.

La misión cristiana no es solo para unos pocos privilegiados, sino para todos nosotros. En nuestra familia, en nuestro trabajo, en la escuela, y en la comunidad, estamos llamados a ser luz y sal, mostrando los valores del Reino de Dios con nuestras palabras y acciones.

Conclusión

El relato del pueblo de los Testigos nos recuerda que todos tenemos una misión en la gran obra de Dios. Como Amós, como los apóstoles, y como tantos otros que nos han precedido, estamos llamados a ser testigos vivientes de Cristo. No necesitamos grandes recursos ni posiciones de poder para cumplir esta misión; solo necesitamos un corazón dispuesto y una fe firme.

Que el Espíritu Santo nos guíe y fortalezca en nuestra misión diaria, y que podamos ser siempre testigos fieles del amor y la salvación que Dios nos ofrece en Cristo Jesús.

Amén.

Peticiones

  1. Por la Iglesia, para que sea siempre fiel a su misión de evangelizar y llevar el mensaje de Cristo a todos los rincones del mundo. Oremos al Señor.
  2. Por el Papa, los obispos y sacerdotes, para que, como verdaderos pastores, guíen al pueblo de Dios con sabiduría y amor. Oremos al Señor.
  3. Por la paz en el mundo, para que cesen las guerras y conflictos, y todos los pueblos puedan vivir en armonía y justicia. Oremos al Señor.
  4. Por los enfermos y los que sufren, para que encuentren consuelo y sanación en la misericordia de Dios y en la solidaridad de sus hermanos. Oremos al Señor.
  5. Por las familias, para que sean verdaderas comunidades de amor y fe, reflejando el amor de Dios en el mundo. Oremos al Señor.
  6. Por los misioneros y todos aquellos que trabajan en la evangelización, para que sean fortalecidos en su labor y encuentren frutos abundantes en su misión. Oremos al Señor.
  7. Por nuestros difuntos, para que encuentren descanso eterno en la paz de Cristo y gocen de la plenitud de su amor en el cielo. Oremos al Señor.

Mensaje de fe

Nuestra fe en Cristo nos llama a ser testigos vivos de su amor y verdad. Así como Amós, los apóstoles y San Pablo fueron enviados, también nosotros somos llamados a llevar el mensaje de Cristo a nuestro entorno, confiando en su elección y providencia.

Mensaje de esperanza

La esperanza cristiana se fundamenta en el plan divino de salvación revelado por San Pablo: hemos sido elegidos en Cristo desde antes de la creación del mundo. Esta certeza nos llena de confianza y nos impulsa a vivir con alegría y optimismo, sabiendo que Dios nos guía y nos sostiene.

Mensaje de caridad

La caridad nos llama a actuar con amor y compasión hacia los demás, siguiendo el ejemplo de Jesús y sus apóstoles. Estamos llamados a servir a nuestros hermanos con humildad y generosidad, siendo instrumentos de la misericordia y el amor de Dios en el mundo.

Características

  • Duración aproximada de la homilía: 10-15 minutos.
  • Sujetos a quién va dirigida: Comunidad parroquial en general; puede adaptarse para una audiencia específica (adultos o niños).
  • Frase conclusiva: «Que el Señor nos fortalezca en nuestra misión de ser sus testigos fieles, llevando su amor y su esperanza a todos los rincones del mundo.»

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